domingo, 15 de octubre de 2023

FRANCISCO MOSTAJO

 

AUDIOLIBRO

Francisco Mostajo Miranda

Arequipa, 1874-1953


Fue su amor imposible, la Poesía, que cortejó siempre sin obtener jamás sus favores. Se distinguió como abogado, historiador, escritor, orador, pero no como poeta. El pueblo lo quería como a nadie, era su caudillo; pero de su fatigada pluma nunca salió un poema memorable. Soportó otros reveses vitales, como la notable fealdad de su figura, la pobreza, el odio; pero no la falta de talento poético. Sin embargo, intentó conquistar a la esquiva musa con terco afán. Son una muestra estos dos sonetos inspirados en  la ciudad que tanto quería. 

Sillar del conocimiento
Sillar

Recitado por Giuliana Murgía


SILLAR

 Cuando el Misti el cráter era averno,

fue ceniza espectral o lava hirviente:

lo enfriaron los siglos de lo eterno

y lo enterró el páramo inclemente.

Pero hoy de albas canteras sin memoria

el obrero lo corta y lo desbasta,

y es blanco, blanco, con blancor de gloria,

cual si fuese hecho con nivosa pasta.

Se construye Arequipa y reconstruye

con el sillar fue loza en sus aceras

y fue bloque heroico en sus trincheras.

Su arte en la erguida bóveda confluye

y es en la Catedral himno que arranca,

Arequipa es por él la Ciudad Blanca.


Brindando con el Sol

Chicha

Chicha

De incaicos maizales es su casta,

cuando Arequipay al decir el Inca,

hacia el Sol de oro, hacia la tierra vasta,

su rubio elixir contra el aire «tinca».

 

Y la india entonces y después la chola

enclavan el «pendón» en su cabaña,

y va hasta ella el español de gola

y va el mestizo, de burgués calaña.

 

En grandes vasos de cristal relumbra,

color de venturina o color de oro,

y la toma el doctor y al pobre alumbra.

 

¡La Chicha! arequipeño, no te azores,

cuando te la voceen por desdoro,

¡Salud! grita. Es licor de Emperadores.


No hay comentarios:

Publicar un comentario